Externación (compulsiva). ¡Nace una palabra argentina!

Por Héctor Gorla

 

El mundo del lenguaje es rico y cambiante. Porque el mundo y el lenguaje son una misma cosa. Día a día mueren palabras con las que convivimos mucho tiempo, y nacen otras que vienen a cubrir novedosas necesidades de expresión. La tecnología es una fuente inagotable de neologismos, de palabras nuevas que a la larga terminan por imponerse en la vida cotidiana y legitimarse en el templo del idioma, que es la Real Academia de la Lengua Española (RAE). Las diversas disciplinas también aportan vocablos útiles y necesarios, y el habla coloquial determina qué palabras desaparecen y cuáles son las que se ponen de moda. El lenguaje es el reflejo de la vida, se adapta a ella como una prenda, y no debemos sorprendernos si términos que hasta ayer eran impensados hoy reflejan una realidad que de alguna manera tenemos que referir.

El ejemplo que ahora nos ocupa tiene prácticamente partida de nacimiento. Buscamos la palabra externación en LA RAE y obtenemos un resultado nulo. Pero lo consultamos en Internet y mágicamente nos remite al Hospital Borda de Buenos Aires y a un período posterior al 2008. Antes de ese año no se hablaba de externación... Lo siguiente que nos sorprende es que casi siempre el término va asociado al adjetivo compulsiva, y que esa construcción lingüística, externación compulsiva, refleja una triste realidad con la que lidiamos los argentinos (perdón, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires) en la segunda década del siglo XXI.

Primer dato: la palabrita en cuestión proviene del campo de la psicología, eso se cae de maduro. Durante un tiempo peleó codo a codo con la más conocida y trillada alta, para mencionar el momento en que los médicos consideraban oportuno que un paciente abandonara el hospital donde estaba internado. A veces se amancebaba con el adjetivo indiscriminada, y así, alta indiscriminada no rompía las reglas del idioma español y de alguna manera remitía al delito (sí, al delito) de permitir que el paciente traspusiera las puertas del nosocomio cuando aún el proceso de curación no había llegado a su término concreto e inapelable. Hasta ahí, todo bien.

Segundo dato: la palabra alta no poseía la contundencia que el ilícito ameritaba, y en realidad podía aplicarse tanto a un enfermo de leucemia como a un indigente con una pierna rota. En ese sentido no carecía de valor probatorio, pero se quedaba corta a la hora de dimensionar la inhumanidad de arrojar a un enfermo mental a la calle y librado a su suerte, sin ninguna posibilidad de insertarse en la vida social para la que no estaba habilitado.

Así que cuando hablamos de externaciones compulsivas, automáticamente nos estamos refiriendo al mecanismo que se inició en el hospital Borda entre fines de 2007 y principios del 2008, y que aún hoy continúa perfeccionando el vaciamiento de esa institución. Más allá de esta connotación negativa, la palabra externación parece haber sido adoptada por la psiquiatría de campo, y hoy se ha incorporado al lenguaje académico y a diversos proyectos que propugnan por la inserción del enfermo mental en un entorno familiar, social y laboral, con la ayuda de aquellos que previamente estuvieron a cargo del tratamiento en un marco hospitalario... Pero esta es otra historia, es una derivación benévola y útil del vocablo, que en todo caso se ha desprendido del modificador compulsiva.

Para quien ha leído hasta aquí propongo un simple ejercicio práctico, antes de continuar. No voy a pedir que vayan al website de la RAE para consultar el término, porque eso ya lo hice yo, y créanme, aún no existe legalmente (aunque se ha enviado una comunicación solicitando su inclusión en la próxima edición del diccionario). El ejercicio real consiste en plantarse frente a un buscador, Google o cualquiera que sea, y pedir resultados para la palabra que nos desvela hoy (externación), y después para "externación compulsiva", de preferencia con las comillas a fin de que la búsqueda se concentre específicamente en ese string. ¿Ya está? ¿Qué me dice ahora? Los resultados son todos argentinos, y la mayoría nos remiten al hospital Borda. ¡Enhorabuena! ¡Ha parido el habla rioplatense!

Horacio, el inspirador de este sitio, es apenas un caso testigo de lo que estamos diciendo. Horacio fue externado, aunque esto suena tan raro como decir que fue abducido. Lo cierto es que un interés mezquino y perverso se antepuso a su bienestar (y al de tantos otros). El objetivo ahora es mostrar el mecanismo, ayudar en la búsqueda de quienes siguen extraviados, visualizar las responsabilidades. Esta es una tarea de muchos, pero vale la pena.